sábado, 6 de febrero de 2016

NOVENA A LA VIRGEN DE LOURDES 2016. 2ª HOMILIA



Bendita tu entre las mujeres! (Lc 1, 39-45)
1.      Este saludo mariano que se repite por los siglos me parece que es apropiado para esta tarde de la novena a la Virgen de Lourdes. En este día recordamos a Bernadette a la que le fue confiado un mensaje especial de misericordia y de gracia. Hoy en día nadie puede poner en duda el valor y la actualidad de las palabras dirigidas a ella por la Virgen María.
Ella se sirvió de Bernadette para llamar a los pecadores a la conversión, solicitando para ellos la salvación. Por eso ella suscitó un movimiento de oración y caridad (sobre todo de servicio a los enfermos y a los pobres).
2.                  Es lo que vamos a hacer esta tarde. Hemos sido convocados para celebrar la eucaristía que es sacramento de piedad y vínculo de unión en la caridad. El mensaje de Lourdes nos recuerda siempre el papel de su Hijo en la economía de la salvación, Jesucristo es el protagonista y artífice de la obra de restauración de la humanidad.
El servicio que se realiza con los enfermos en Lourdes, gracias a las hospitalidades es posible y se realiza desde esta perspectiva eucarística. Gracias al trabajo constante, asiduo, desinteresado y generoso de los Hospitalarios es posible realizar esta tarea. María es la que nos da las fuerzas y la espiritualidad para poderlo realizar.
3.                  Bendita tu entre las mujeres!  Esa salutación entre las primas son unas palabras inspiradas por el ES. Estas palabras fueron seguidas por otras no menos importantes: “y bendito el fruto de tu vientre…” estas palabras nos recuerdan el amor apasionado que produce en nosotros si tenemos al Señor entre nosotros. Hay una frase latina que nos recuerda algo importante en nuestra espiritualidad mariana: “ad iesum per Mariam”. Es decir, cada vez que nos acercamos a María nos acercamos más a Jesús. Es toda una confesión de fe.
La visita de María a su prima no es una asistencia meramente humana. María llevó a su prima una presencia espiritualmente muy fecunda, le llevo la gracia, la alegría y la luz que se asocian desde su ser madre del precursor. Tal fue la explosión de alegría que el hijo que llevaba Isabel en su vientre saltó de alegría como lo harán luego los pastores el día del nacimiento de Jesús. Isabel entrevió en que su joven pariente llevaba al mismo Señor como el Salvador. Son estos dones los que nos acercan a Jesús; por eso cada vez que los acogemos, hacemos esa profesión de fe como lo hizo Isabel. “Lucas nos da la increíble buena noticia de que Dios es realidad humana y, a la vez, nos propone con vistas a su aceptación el modelo creyente de María. Se ha dicho muchas veces: creer es hacer posible lo imposible. Hoy, una vez más, hay que seguir diciéndolo: Creer contra toda desesperanza, cuando la evidencia invite a no creer en nada”.
4. El evangelio del encuentro entre las dos mujeres nos da también la respuesta de María. Ella responde magníficamente con un himno que se ha repetido por los siglos, es el “Magníficat”. Es un canto de alabanza a la misericordia de Dios, que repiten cotidianamente nuestros labios en el oficio de las horas, y simultáneamente una manifestación de la humildad de Nuestra Señora. Sin que yo hiciese nada -viene a decir-, el Señor ha querido que se cumpliera en mí lo que había anunciado a nuestros padres, en favor de Abraham y de su linaje, para siempre.
Ella nos enseña desde la humildad que solo Dios es grande y debe ser glorificado por nosotros. Todo nuestro espíritu debería alegrarse en él y solo en él. Él se inclina en la cruz (desde la misericordia) para levantarnos con su poder. El Magníficat va ligado a todas las situaciones de la vida. Nos da lo que necesitamos, el consuelo, el confort en el dolor y el sufrimiento del cuerpo y del espíritu. Que María sea fuente de consolación para los hospitalarios y enfermos y que nos ampare en medio de las dificultades. “Lucas gusta de convertir a los marginados en protagonistas de la aventura creyente. María, una marginada, es el modelo de creyente que Lucas nos propone imitar. Gracias a una marginada el Señor es realidad humana. ¡Gracias, María por haber creído!”
En el Magníficat, cántico tejido por la Virgen -bajo la inspiración del Espíritu Santo- con expresiones tomadas del Antiguo Testamento, se retrata el alma de María.
Los que sufrís de modo especial podéis experimentar y comunicar una fuerza a los que os llevamos por medio de esa oración especial, que solo vosotros podéis hacer y ofrecer. Durante estos días seguiremos ofreciendo y dando gracias a Dios por todos los dones que nos ofrece el Señor a través de nuestra madre la Virgen de Lourdes.


RECITAMOS TODOS JUNTOS EL MAGNIFICAT
“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre ....”.

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