En
otros lugares del evangelio encontramos que Jesús manda a predicar a los doce
apóstoles. Hoy envía a 72. ¿Qué nos quiere decir el evangelio de hoy? Para ser misionero, todos por el hecho
de estar bautizados, debemos sentir la llamada de Jesús para predicar el Reino
de Dios. No es que nos tengamos que marchar a otro país, como a veces lo hacen
algunas familias enteras (del camino neocatecumenal); sino que siempre debemos
estar dispuestos a manifestar nuestra fe y la alegría de ser cristianos más
allá de nuestro ambiente. Lo de mandar a los setenta y dos nos recuerda que la
misión debe ser universal. En aquel tiempo 72 era el número que se creía eran las
naciones todas de la tierra
Jesús
les envía “de dos en dos”. Para los
israelitas esto tenía importancia porque sus leyes exigían que al menos fuesen
dos los testigos en cualquier juicio. Significa también que evangelizar no es
obra de uno solo, sino de toda la comunidad. Sabemos que la llamada es siempre
personal. También indica, que la evangelización requiere de la comunidad para ayudarse
y protegerse frente a los peligros.
¿Qué
debe hacer un misionero? Predicar el Reino de Dios, sanar enfermos, es decir,
hacer el bien, y rezar. Misionar es necesario porque “la mies es mucha y los
obreros son pocos”. Esta urgencia de entonces sigue siendo actual en nuestros
días. El éxito no depende sólo de mi esfuerzo. Para ser misionero es
indispensable rezar, estar tiempo con Jesús para experimentar su amor y para
alimentarse de su palabra y para pedir por otros misioneros.
Los
enviados por Jesús eran como los primeros, anunciadores de la presencia de
Jesús. Debían ir delante por los diversos pueblos y aldeas. No les dice Jesús
que es una empresa fácil. Ellos son como ovejas que van a ir a lugares donde
hay lobos. Esta es una imagen viva para hablar de las dificultades. Las dificultades
serán sobre todo por la maldad de muchas personas.
Jesús
les pide que vayan con sencillez. Es difícil tomar a la letra los signos de
pobreza de que habla Jesús; pero lo cierto es que a veces se exagera en buscar
“necesidades” para la evangelización. Nuestra seguridad está en ponerse en las manos de Dios y no tanto en
los medios humanos. La misión es algo urgente y dramático, para la que se
necesita estar muy desprendido de los bienes materiales. Es tan urgente que
Jesús dice que no se salude a nadie en el camino. Esto se debe a que entre los
orientales en el saludo no se trata sólo de un “adiós”, sino que abunda mucho
lo ceremonioso: “El amor de Cristo nos urge”.
Lo
primero que debe ofrecer el misionero es la paz. Aquí la paz significa el mismo
don de Cristo. Es posible que sean bien recibidos, pues a seguir predicando el
bien. Pero habrá muchos casos en que no sean escuchados y quizá hasta
perseguidos. En ese caso estad tranquilos, porque habéis cumplido con vuestro deber,
aunque parezca no haber tenido éxito. En ese caso “sacúdanse los pies”, porque
Dios dará a cada uno su merecido. Si uno ha trabajado bien, aunque no se vea,
siempre habrá éxito.
Ellos
volvieron llenos de alegría, porque veían que hasta los demonios se les
sometían. Someterse los demonios significa que se iba implantando el Reino de
Dios. Estas maldades estén representadas en las serpientes, escorpiones y en Satanás
que cae del cielo, porque va triunfando la verdadera paz y el amor entre los
creyentes. La victoria de Jesús significa la derrota de Satanás.
Hoy
Jesús también nos hace su propuesta: Es necesario y urgente ponerse en camino. Pidamos
para que sea una realidad entre los cristianos.