miércoles, 29 de julio de 2015

2. María Madre de la Reconciliación. Eres Madre de Misericordia, y piadosa.



Por la cuaresma resuena la voz del Apóstol Pablo: << en nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios>>. (2Co 5, 20) En el camino de la Reconciliación la Iglesia ha ido reconociendo el papel que ha tenido la Virgen María. Los primeros Padres de la Iglesia indicaron que en él <<seno>> de la Virgen fue donde el Señor se reconcilió con los hombres. Los Papas han afirmado desde hace mucho tiempo que nuestra Madre fue hecha colaboradora de Dios en la misma obra de reconciliación.

 En este apartado de la reconciliación lo primero que he descubierto es:
-           En María se cumple y se realiza el PROYECTO de Dios; esto es, el proyecto de una humanidad reconciliada. En esa historia compartida entre Dios y la humanidad, descubrimos que la armonía y la relación se ha roto en tantas ocasiones, porque el pueblo de  Dios rompió la Alianza con suma facilidad, haciendo añicos las experiencias más vitales de amistad y de mutua fidelidad. Aquí es donde miro a María y su vida se me presenta en una armonía total, en una paz profunda, marcada por el amor y la absoluta disponibilidad a los planes de Dios. Ella es la "llena de gracia", su Si es inquebrantable a la alianza hecha por Dios con ella. De ese modo, ofrece su colaboración íntima en el plan salvador, al lado de Jesús.

-          Su figura me resulta profundamente sugerente y ella es una invitación constante a desear y trabajar con empeño en la reconciliación, que es calidad de vida y de fe, sea a nivel personal, familiar, social o eclesial. Porque, indefectiblemente, si asumo su estilo, mi vida y mis actitudes a la hora de ver, de amar y de actuar se irán forjando según ese proyecto de Dios, que es un proyecto de reconciliación, de encuentro y de armonía. De ahí la hermosa insinuación que Ella nos propone y anima de tantas formas, como lo saben realizar las madres.
-          María es Madre de la Reconciliación porque es Madre de Cristo. Al calor del Corazón de María se reconcilia lo humano y lo divino. María se convierte así en Madre de la gran Reconciliación. Cristo repara y perdona lo que el hombre no puede reparar ni perdonar y María es Madre de la reparación y del perdón.
-          De ese reconocimiento brota la actitud de los fieles, conscientes de encontrar en María los adjetivos de «clementísima por los pecadores» y «corazón misericordioso>> En el prefacio propuesto para esta celebración mariana, se plantea que los pecadores «percibiendo su amor de madre, se refugian en ella solicitando el perdón del Señor; al contemplar su belleza espiritual, se esfuerzan por librarse de la fealdad del pecado, y, al meditar sus palabras y ejemplos, se sienten llamados a cumplir los mandatos de su Hijo Divino»
-          Este texto litúrgico, traza las líneas de un camino de reconciliación para el fiel de todo tiempo y lugar; un itinerario que culmina y continuamente se apoya en la eucaristía, porque en la participación del «sacrificio de reconciliación y alabanza» y, por tanto, en la comunión del «Cuerpo y Sangre» de Cristo, los fieles realizamos la experiencia viva del «sacramento de nuestra reconciliación»
-          En este conjunto, sobresale la ejemplaridad de María: aquella que fue el instrumento del inicio de los tiempos nuevos, los de la redención, es la misma que en el tiempo de la Iglesia acoge y «reconcilia» a los pecadores dirigiéndolos hacia la eucaristía, donde se realizan «los dones de la misericordia del Padre y el premio de la redención eterna»


El ejemplo de María, atrae por «su amor de madre», por «su espiritual belleza» y por «sus palabras y ejemplos», hace contemplar con asombro y admiración la misión de la Iglesia que en todo tiempo busca ejercer el ministerio que le ha sido confiado, con la misma caridad maternal que reluce en nuestra Santísima Madre.

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