Hoy
nos alegramos con toda la
Iglesia por ser una fiesta muy especial de nuestra Madre, la Stma. Virgen María.
Entre tantas fiestas en honor de la
Madre de Dios, hay dos más especiales para toda la Iglesia : el comienzo de la
vida de María, como Inmaculada o llena de gracia, y el final, que fue su
Asunción en cuerpo y alma al cielo.
Nos
alegramos cuando tenemos algo bueno; pero nada mejor podemos tener que la vida
de gracia en nuestra alma, que es lo que nos dará la plena felicidad para
siempre. Por eso hoy celebramos el hecho de que la Virgen María estuvo
llena de gracia, limpia de todo pecado desde el primer instante de su
concepción. La concepción es el momento en que Dios crea el alma uniéndola a la
materia, que proviene de los padres: es el momento en que comienza la vida
humana.
Se
basaba en algunas palabras de la
Biblia. El primer pasaje importante es el que nos narra la
primera lectura de la misa de este día. Es el capítulo 3 del Génesis. Allí
aparece una lucha entre la serpiente, que simboliza el demonio o fuerzas del
mal con el Redentor de la humanidad. Y unida con el Redentor aparece una mujer
que “aplastará la cabeza de la serpiente”. Esto quiere decir que habrá una
mujer, unida al Redentor, que no tendrá que ver nada con el pecado. Para que el
triunfo sea total debe estar sin mancha de pecado “desde el primer momento de
su concepción”.
En
el evangelio de este día aparece el ángel Gabriel saludando a María con esa
expresión de “llena de Gracia”. Es como el nombre propio de la Virgen. Significa
una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con
Dios. Y no se trata de algo conseguido entonces, sino como si fuese algo propio
e innato en el alma de María. Por eso aquello de “el Señor está contigo”. Esta
es una expresión que aparece en otros lugares de la Biblia ; pero aquí se
realiza con pleno sentido, porque Dios está más presente cuanto mayor sea el
grado de gracia que hay en el alma.
Estos
no son argumentos definitivos; pero la Iglesia reflexiona con la ayuda de Dios. Y ya
desde los primeros siglos de la
Iglesia había teólogos que reflexionaban sobre la
conveniencia de que Dios diera esta inmensa gracia a la que iba a ser su madre.
En el día de nuestra Madre en algunos sitios se celebra a las otras madres.
Pero podemos ponernos a pensar: si nosotros hubiéramos podido hacer a nuestra
madre, es decir, darle las cualidades que nos hubieran parecido mejores ¿Qué no
hubiéramos hecho para nuestra madre? Pues como Dios lo que más estima son los
valores espirituales, la grandeza de alma, no escatimó nada para embellecer
espiritualmente a su Madre, sin que el pecado pudiera dañarla ni en el primer
momento de su concepción.
Por
eso hoy nos alegramos al considerar la belleza de la Madre celestial. Pero
también es un mensaje para que busquemos la mayor purificación para nuestra
alma. María es nuestra madre, pero es también el modelo a seguir. Ella también
fue redimida por Jesucristo, aunque de modo adelantado. Nosotros, aunque somos
pecadores, fuimos hechos limpios por el bautismo. Sin embargo ¡Cuántos pecados
hemos ido acumulando! En este día pidamos fortaleza a Nuestro Señor para
limpiar nuestra alma y, fijándonos en el modelo de limpieza, que es la Inmaculada , caminemos
por el camino de la gracia y santidad para que un día nos podamos ver y gozar
con María en el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario