Epifanía
significa manifestación de Dios. Dios se revela a todos: ricos y pobres,
poderosos y humildes, judíos y no judíos. Después de nacer se manifestó a los
pastores, pero luego se manifestó a los magos de oriente. Hoy también quiere
manifestarse a todos. Veamos las enseñanzas que el suceso de los magos nos da
para que Dios se manifieste en nosotros y a través de nosotros en otros muchos.
1- “Ven la estrella”: En realidad hay
muchas estrellas. Unos las ven y otros no. Estas estrellas pueden ser nuestros
familiares y amigos. Especialmente es la Iglesia en general con los
responsables y con todos los que quieren ser fieles al Señor. Nosotros podemos
y debemos ser estrellas para otros muchos: con nuestras palabras y consejos;
pero sobre todo con nuestro buen ejemplo de vida.
2- “Ven en la estrella un mensaje de Dios”.
Mensajes de Dios hay muchos. Para ver en ellos la mano de Dios se necesita un
corazón sencillo y limpio, abierto para Dios.
3- “Se ponen en camino”: No basta ver la
estrella. Hay que actuar. No basta saber el camino. Hay que ponerse a caminar.
Y esto aunque no sepamos el camino exacto, como les pasaba a los magos. Dejémonos
conducir por las enseñanzas de la Iglesia.
4- “La estrella desapareció”: No todo es
fácil en el camino hacia Dios. Hay momentos difíciles, que pueden llegar a ser
como “noches oscuras”. Dios siempre está con nosotros, nunca nos abandona.
Debemos seguir teniendo esperanza.
5- “Y preguntaron”: Para responder está la
Iglesia y especialmente los sacerdotes. Hay que ser valientes y consultar.
Puede ser una catequista que nos oriente en la fe. Lo importante es consultar,
ya que Dios verá en ello un deseo del bien. Aunque se pregunte a una persona
equivocada, como hicieron los magos que fueron a Herodes para consultar. Pero
Dios se valió del malo para darles una buena respuesta.
6- “Apareció de nuevo la estrella”: Dios
parece que se esconde. Si todo fuese muy fácil no tendríamos mérito. Pero Dios
siempre termina por consolar a aquel que sinceramente le busca de corazón.
7- “Y encontraron a Jesús”: Jesús debe ser
el final de toda nuestra búsqueda espiritual. Nosotros no vamos tras de unas
ideas o filosofías; Vamos tras de una persona que es Dios que se hizo hombre
por nuestro amor. Y nuestra tranquilidad es que le podemos encontrar. Está
sobre todo en la Eucaristía. Está
también en los sencillos, en los pobres, en su Palabra, en el amor fraternal.
8- “Y postrándose, le adoraron”. No basta
con ver. La fe es entrega y amor.
9- “Y le ofrecieron sus dones”: ¿Qué le
ofreceremos nosotros? Lo mejor que le podemos ofrecer es nuestro corazón; pero,
juntamente con él, también le ofrezcamos nuestro trabajo apostólico, de modo
que podamos hacer que al menos alguien se acerque un poco más al Señor. Si
queremos simbolizar los dones de los magos, podemos ofrecerle el oro de nuestro
amor como la mejor ofrenda a Dios, el incienso, que es nuestra constante oración
que se eleva al cielo, y la mirra, que es la aceptación paciente de los
trabajos, sufrimientos y dificultades de nuestra vida.
10- “Y se volvieron por otro camino”: Quien
encuentra verdaderamente a Jesús no puede seguir el camino anterior. Debe
comenzar a vivir por otro camino, el camino de la justicia, de la paz, del
amor. Sepamos aceptar los nuevos planes que Dios nos propone.
Quizá la intención principal de san Mateo,
cuando contaba el suceso de los magos, era exponer, como luego lo hizo a través
de todo el evangelio, que el mensaje de Jesús es universal, que no es sólo para
una raza o una nación, sino para todo el mundo. Por eso al recordar este
suceso, la Iglesia nos estimula a trabajar por la evangelización de todas las
gentes. Este es un día misionero por excelencia, porque Jesús no sólo se
manifestaba a los judíos, sino desde el principio nos enseñó que había venido
para salvar a todos los pueblos. Así nos lo dicen hoy el profeta Isaías y san
Pablo en la 1ª y 2ª lectura.