¿Cómo
están nuestras relaciones? ¿Es posible participar de la mesa de la eucaristía teniendo
divisiones entre nosotros, especialmente entre nuestras familias?
Una
relación es espejo de la otra, no tiene sentido ofrecer al Señor ofrendas y
luego mantener disputas con los hermanos. La vida espiritual si o si sanea
nuestras relaciones. Por eso ¿Quién soy yo para condenar a mi hermano? Tenemos
que aprender y mucho de nuestros
errores.
En
referencia al tema de la misa de hoy ¿Cuántos alimentos tiramos a la basura? ¿Tenemos
derecho a que otros pasen hambre por nuestro derroche, y utilizar los alimentos
para otros fines?
Hay
un desmadre con los alimentos. Los alimentos que se tiran a la basura son
alimentos de los pobres. Un tercio de los alimentos que producimos acaban
tirados en los contenedores.
En
las lecturas de hoy, Dios nos dice que no permanece indiferente a nuestras
obras. Dios quiere que se respeten los derechos fundamentales de los hombres.
Uno de ellos es la falta de alimentos. Una gran parte de la humanidad pasa
hambre; el papa dice que estoy constituye un gran escándalo. Todos los recursos
que genera la Tierra son para el buen uso de todos los hombres y los pueblos. Por
eso los alimentos tienen que llegar a todos.
No debemos perder este bien universal.
El
hecho más importante para hagamos verdadera la palabra de Dios, es ir donde
nuestros hermanos, les pidamos perdón, y pongamos los medios para no pasen
hambre nunca más.
Como
comunidad cristiana tenemos la obligación de responder desde la palabra de Dios
que hemos escuchado. La Iglesia siempre está atenta a estas realidades y sufre
por ellas. Para tener credibilidad tiene que haber sensibilidad. La pobreza que
genera el hambre es brutal y no podemos permitir que se siga dando Entonces, ¿Qué
podemos hacer?
Jesus
nos habla muy duro contra todos los excesos que hacemos contra otros. El mal
uso de las riquezas nos lleva a ser enemigos de nuestros hermanos. Tenemos que
pedir que la Iglesia lidere la lucha contra el hambre en el mundo, exigiendo a
quien tiene recursos, sobre todo a los gobiernos.
“Si tienes hambre come de lo que trabajas y
reparte”.
Todo
lo que tenemos y poseemos Dios nos lo ha dado. Si queremos dignidad y libertad
hagamos que la solidaridad llegue a todos y en ese momento llegará el cambio.
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