Todos los años,
después de la fiesta de la
Epifanía o manifestación de Jesús a los magos, la Iglesia nos presenta otra
epifanía, que es la manifestación ante san Juan Bautista al terminar el
bautismo. Estamos en el ciclo B y la narración corresponde al evangelista san
Marcos, quien no habla de la infancia de Jesús, sino que comienza el evangelio
con la predicación del Bautista. Predicaba sobre todo la penitencia como
preparación para la venida del Mesías y para que esa penitencia fuese más
expresiva entre aquellos que estaban arrepentidos, les bautizaba con agua en el
río Jordán.
El comienzo del
evangelio de este día nos trae las palabras del Bautista en que, con humildad,
nos dice que él bautiza con agua; pero llega ya uno mucho más digno que él que
sí bautizará de verdad dando el Espíritu Santo. Esta es la gran diferencia
entre el bautismo de Juan, que sólo es significativo del acto interior, y el
bautismo que nos dejará Jesús, que nos da el gran regalo de Dios. Claro que ese
gran don de Dios nosotros luego lo podemos desechar, como desgraciadamente
tantas veces sucede; pero podemos y debemos acrecentarlo. Hay algunos que
critican el hecho de que se dé el bautismo a niños pequeños, como solemos
hacerlo, porque dicen que eso debería dejarse a la libre voluntad del niño
cuando sea mayor. Y no se dan cuenta que la misma vida también es un regalo,
para lo cual ellos no han puesto la libertad, ni el alimento ni los vestidos ni
tantos regalos. Así el bautismo es un gran regalo de Dios. Lo que hace falta es
que luego les enseñemos a cuidarlo y a aumentar esa Gracia.
Jesús vino desde
Nazaret hasta donde estaba el Bautista. Es muy posible que desde Nazaret y
algunos pueblos vecinos se organizase una especie de peregrinación para ver al
“profeta”, como se llamaba a san Juan. Jesús iría como uno más del grupo y como
uno más, entre la gente devota, entró en el río Jordán para ser bautizado por
san Juan. Ya sabemos que Jesús no podía arrepentirse de nada. El bautismo por
lo tanto tiene una significación diferente que para otras personas. En Jesús
aparece la unidad con la humanidad sufriente y pecadora, para cargar con los
pecados del mundo, que un día llevaría hasta la cruz para redimirlos. San Marcos
no dice nada si hubo algún diálogo entre Jesús y el bautista. Parecía un
bautismo normal.
Lo importante es lo
que sucedió al terminar el bautismo: la manifestación de Dios, por lo menos,
ante san Juan Bautista: se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo y se oyó
la voz del Padre. Son expresiones simbólicas, como acostumbra la Biblia en momentos muy
importantes. El “rasgarse el cielo” venía de una creencia de que el azul que
vemos fuese una división de la tierra al lugar donde está Dios. Es para expresar
que se manifiesta Dios, que viene personalmente a nosotros. Y para expresar más
gráficamente que viene el Espíritu, lo manifiesta por la figura de una paloma,
animal amable, que suele volar rápidamente hacia el suelo. Esto es importante
porque Jesús, como hombre, es investido o inundado por el Espíritu Santo, para
poder ya comenzar su predicación. También nosotros fuimos investidos por la
gracia del Espíritu el día de nuestro bautismo; pero desgraciadamente muchos lo
hemos perdido. Por eso en este día es una ocasión más para recordar nuestro
bautismo y pedir al Espíritu Santo que nos llene de sus dones. Afortunadamente
Dios nos da esta oportunidad para crecer en el Espíritu, y no una sola vez,
sino siempre está dispuesto para crecer en nuestra alma.
Se oyó una voz que
decía: “Tu eres mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto”. También Dios nos
dice a cada uno: Tu eres mi hijo, te quiero, te amo. Lo debemos sentir en
nuestro corazón. Ciertamente el día de nuestro bautismo nos lo dijo. Quizá
nosotros estamos más atentos a las voces mundanas que nos hablan de éxitos
materiales, que nos animan a hacer algo espectacular, de modo que nos sirva
para crecer en la fama o escalar puestos. Dios hoy nos habla en el corazón o
por medio de la Iglesia
y las personas buenas para que trabajemos por la justicia y el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario