jueves, 20 de marzo de 2014

DECÁLOGO DEL VOLUNTARIADO

DECÁLOGO DEL VOLUNTARIADO

1. RECEPTIVIDAD
Buscamos la práctica de la receptividad, entendida como el ejercicio de dejarse llenar por el otro. Más que el activismo, nuestro voluntariado está llamado a dejar que el otro ocupe su lugar, tenga su tiempo, tome la palabra, como palabra o a veces silencio que transmite un mensaje único e irrepetible. Por ello la capacidad de escucha y de saber estar será una práctica intrínseca al ejercicio de la hospitalidad
2. OBSERVACIÓN
Quien está pendiente del otro anticipa necesidades. La acción voluntaria ha de ser un observatorio  permanente de la realidad para detectar en ella nuevas necesidades sociales, nuevas pobrezas, nuevos lugares de marginación, nueva posibilidades de intervención y de presencia, así como anticipar nuevas formas de organizar al propio voluntariado en la vida y estructuras de los Centros.
3. SUPERACIÓN
La hospitalidad no discrimina ni hace favoritismo. Por ello, el voluntariado hospitalario ha de representar la superación de todo tipo de perjuicio y estereotipo cultural, social, religioso o político. En el seno de una sociedad excluyente y que alimenta la discriminación hacia determinados colectivos, la hospitalidad del voluntariado se torna en atención universal y personalizada, al tiempo.
4. HOSPITALIDAD
La hospitalidad es una expresión de amor gratuito. El desinterés, tan propio del voluntariado, ha de crecer y alimentarse en el voluntariado hospitalario. El huésped ocupa el lugar central en la acción voluntaria; una hospitalidad calculadora no es hospitalidad. Se acoge al otro porque sí, por el hecho de ser persona portadora de una eminente dignidad, por encima de cualquier otra circunstancia.
5. CENTRALIDAD
La única propuesta irrenunciable es la centralidad de la persona del enfermo/necesitado, así como el respeto a los profesionales y el resto de compañeros voluntarios. Esta centralidad hace de la hospitalidad el acto y la decisión a partir del cual realizamos una inclusión radical del huésped en nuestro circulo de intereses, protegiéndole y cuidándole de cara a las necesidades que se le presente.
6. RESPETO
El voluntariado de San Juan de Dios, valora y respeta las diferentes ideologías y creencias. El límite a dicho respeto se sitúa en el de los derechos humanos y en el de la defensa de su intimidad institucional. Se fundamenta en los valores del evangelio y en la forma como San Juan de Dios ha vivido su dedicación a los pobres, enfermos y necesitados. Tiene un talante abierto en donde ha de evitar tanto el proselitismo ideológico y religioso como la falta de respeto a quienes se manifiestan abiertos en su vida a la trascendencia.
7. SENSIBILIDAD
El valor de la hospitalidad nos lleva a cuidar una especial sensibilidad para detectar y atender a aquellas personas más vulnerables, más deterioradas, más incapaces. Son los últimos y los olvidados de nuestra cultura de la satisfacción los que ocupan un lugar preferente en nuestra acción voluntaria.
8. COMPROMISO
Somos conscientes que en nuestra misión aportamos tanto o más desde lo que somos que desde lo que hagamos. De ahí que adquiramos un serio compromiso en nuestro crecimiento humano, en nuestra madurez psicológica, en la calidad de nuestras relaciones y en la profundidad espiritual capaz de ejercer la hospitalidad en sus niveles más profundos.
9. SOLIDARIDAD
El campo de la enfermedad y el de la exclusión social es demasiado extenso y nos excede. Desde la hospitalidad, este voluntariado trabaja y se coordina con otros voluntariados y organizaciones solidarias que existen en cada uno de los territorios concretos, haciendo de las redes de solidaridad verdaderas plataformas de encuentro y trabajo en común, generando de esta manera una verdadera identidad solidaria de la que todos nos sentimos igualmente partícipes.
10. VALOR AÑADIDO

Somos llamados a aportar un “valor añadido” en la atención. A la prestación cualificada de los profesionales –a quienes no sustituimos—añadimos un campo de nuevas posibilidades mediante las que profundizamos en la asistencia integral en el desarrollo de aquellos aspectos más humanos y relacionales de la persona.

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