Hoy, en la fiesta de los Santos Arcángeles, Jesús manifiesta a sus discípulos
y a todos, la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los
ángeles están en la gloria celestial, donde alaban por siempre al Hijo del
hombre, que es el Hijo de Dios. Lo rodean y están a su servicio.
«Subir y bajar» nos recuerda el episodio del sueño del Patriarca Jacob,
quien dormido sobre una piedra durante su viaje a la tierra de origen de su
familia (Mesopotamia), ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa
escalera que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pié junto a
él y le comunica su mensaje. Notemos la relación entre la comunicación divina y
la presencia activa de los ángeles. Así, Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en
la Biblia como presentes en las vicisitudes terrenas y llevando a los hombres
—como nos dice san Gregorio el Grande— las comunicaciones, mediante su
presencia y sus mismas acciones, que cambian decisivamente nuestras vidas. Se
llaman, precisamente, “arcángeles”, es decir, príncipes de los ángeles, porque
son enviados para las más grandes misiones. Gabriel
fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de
Dios, que es el principio de nuestra redención (cf. Lc 1). Miguel lucha contra
los ángeles rebeldes y los expulsa del cielo (cf. Ap 12). Nos anuncia, así, el
misterio de la justicia divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se
rebelaron, y nos da la seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal.
Rafael acompaña a Tobías hijo, lo defiende, lo aconseja y cura finalmente al
padre Tobit (cf. Tob). Por esta vía, nos anuncia la presencia de los ángeles
junto a cada uno de nosotros: Lo que llamamos ángel de la Guarda.
Aprendamos de esta celebración de los arcángeles
que “suben y bajan” sobre el Hijo del hombre, que sirven a Dios, pero le sirven
en beneficio nuestro. Dan gloria a la Trinidad Santísima, y lo hacen también
sirviéndonos a nosotros. Y, en consecuencia, veamos qué devoción les debemos y
cuánta gratitud al Padre que los envía para nuestro bien.