lunes, 22 de agosto de 2016

LUNES 22-8-2016. SANTA MARIA REINA

Hoy celebra la Iglesia la fiesta de “Santa María Virgen Reina”. Es una fiesta relativamente moderna. Sin embargo el nombrar Reina a María, la Madre de Dios, es desde muy antiguo. Precisamente en el pueblo cristiano se la comenzó a llamar Reina, cuando los obispos reunidos en el concilio de Efeso, en el siglo V, declararon que a la Virgen María la podemos llamar “la Madre de Dios”. En el año 1476 el papa Sixto IV hablaba de “María, la Reina de los cielos, encumbrada sobre los tronos celestiales y que brilla entre los astros como estrella de la mañana”. Y así otros papas y muchos santos, comentando lo del Apocalipsis, sobre la mujer “coronada con doce estrellas”.
Muchas han sido las obras de arte que celebran esta dignidad tan grande de la Virgen María. Hay oraciones hermosas y antiguas que lo declaran, como cuando rezamos: “Dios te salve, Reina y madre de misericordia”. En tiempo de Pascua, cuando alegres cantamos a nuestro Rey vencedor de la muerte, también a ella, que está íntimamente unida con su Hijo, la decimos: “Alégrate, Reina del cielo”.
El 1 de Noviembre de 1954, al terminar el año mariano, el papa Pío XII coronó solemnemente una imagen de María. En ese momento todo el pueblo entusiasmado comenzó a gritar: “Viva la Reina”, y comenzó a celebrarse una fiesta en su honor. Este papa, Pío XII, indicaba el fundamento de la realeza de María en el hecho de cooperar en la obra de la redención, además del hecho de ser la Madre de Dios. Eran como los preámbulos del Concilio Vaticano II. Este concilio en el capítulo dedicado a María dice: “La Virgen Inmaculada, asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, fue ensalzada por el Señor como Reina Universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte”.
El hecho de que llamemos Reina a la Virgen María es como el complemento de todas las gracias y de todas las fiestas; pero de una manera especial es complemento y continuación lógica de haber sido María “subida en cuerpo y alma al cielo”. Por eso la Iglesia celebra esta fiesta en la octava de la Asunción. El pueblo cristiano reconoce en María su excelsa dignidad por encima de todas las criaturas y expone su importancia en nuestras vidas. Porque, estando en el cielo, no sólo está unida a su Hijo Jesús, sino que vela por nosotros en nuestro caminar como Reina y como Madre.

Hoy pedimos que por intercesión de María Reina, podamos alcanzar la gloria en el reino de los cielos.  Pedimos que María sea Reina de nuestras familias, de nuestro corazón, potencias y sentidos. San Pablo decía que si nos mantenemos firmes en la fe de Jesús, llegaremos a reinar con El. ¡Cuánto más María que estuvo y está unida con toda plenitud con su Hijo Jesús! Ella velará para que sigamos manteniéndonos en la fe y crezcamos en unión con Cristo y nuestra Madre Reina.

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