¿Por qué ir a la misa el domingo?
Muchos
católicos desertan de la eucaristía celebrada en su comunidad. Ellos dicen se
aburren en misa, no comprenden lo que pasa. Intentemos comprender que es lo que
pasa en la misa los domingos.
EL PRIMER DIA DE LA SEMANA...:
Los evangelios dicen que después de
su muerte en la cruz, se apareció a sus amigos el primer día de la semana, (es
decir, el domingo el día que seguía al sabbat, el séptimo día de la semana, día
de la semana judía).
Nosotros creemos que esa presencia de
Jesús al lado de sus amigos se produce de edad en edad. Cada domingo los
cristianos se reúnen en su nombre, Jesús viene al lado de ellos. Los hechos de
los apóstoles recuerdan que los miembros de las primeras comunidades cristianas
tenían él hábito de reunirse el domingo, el primer día de la semana, para
encontrarse con Jesús vivo, resucitado. Después desde tiempos muy antiguos los
cristianos se reencuentran cada domingo en la misa. Si ellos no pueden hacerlo,
ellos miran la televisión, escuchan la radio, en cualquier parte del mundo,
ellos celebran la alegría de la resurrección de Cristo.
LAS DOS GRANDES PARTES DE LA MISA.
En la misa lo que pasa es que es un
reencuentro con Jesús. Elevado entre los muertos. El está presente en nuestras
comunidades. Puesto que son leídos en nuestras comunidades los pasajes de la
Biblia, es el que enseña la palabra a sus amigos. Como también los cristianos
comparten el pan y el vino sobre los cuales han sido pronunciadas las palabras
de acción de gracias, el esta allí como nos ha prometido, después de su ultima
cena. Hay pues dos partes en la misa. Durante la primera, nosotros escuchamos
las lecturas de la Biblia y la explicación de esas lecturas (es lo que se llama
el sermón o la homilía).
Durante la segunda, nosotros somos
reunidos alrededor del altar para tomar parte en la cena del Señor, celebrar la eucaristía, hay un lien profundo
entre esas dos partes. En la primera, nosotros recibimos la palabra de Dios
como un pan nutritivo. Jesús como un amigo que habla a sus amigos, nos dice
sobre nosotros mismos, sobre los hombres nuestros hermanos, sobe nuestro mundo,
de cosas que no sabríamos sin el. Nosotros tomamos su palabra como un buen pan.
En la segunda parte, nosotros tomamos el pan de la eucaristía como una palabra
de amor: yo te amo, nos dice Jesús y nos da el pan de la vida sin fin. <<Yo te amo y yo quiero que tú vivas con el
Padre y conmigo para siempre>>.
NO SOMOS CRISTIANOS SOLOS...
El domingo, nos reencontramos con una
comunidad viva. Nosotros salimos así de nuestro individualismo y de nuestro
egoísmo. Nosotros somos invitados a la solidaridad y al compartir. El partir el
pan eucarístico hace que de nosotros el pueblo del compartir. Nosotros
entendemos al Señor que habla a cada uno de entre nosotros, pero también a la asamblea
de la comunidad, a toda su Iglesia, y nos invita a seguirle. Nosotros recibimos
como un regalo el pan de la vida, en la misa justo en el momento del ofertorio:
<< nosotros te presentamos este pan
y este vino que llegaran a ser para nosotros el alimento de la Vida sin fin>>.
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