Esta palabra de Pentecostés quiere
decir: cincuenta días. Era una de las tres principales fiestas de los judíos. A
los cincuenta días de la Pascua
celebraban en cuanto a lo material el hecho de que la cosecha estaba ya
crecida, por lo que daban gracias a Dios, y en cuanto a la historia celebraban
el recuerdo de la llegada de los israelitas al monte Sinaí y la entrega de las
tablas de la Ley
a Moisés entre truenos y relámpagos. Con ese motivo tocaban fuertemente las
trompetas del templo.
Ese
es el día en que los apóstoles reciben de una manera grandiosa al Espíritu
Santo. Según lo narra san Lucas, autor de los “Hechos de los Apóstoles”, Dios
aprovecha el ambiente de fiesta popular y bulliciosa para ese acontecimiento.
Algunos datos podemos decir que son simbólicos, expresión de lo que sucedía en
el alma o el corazón de los que recibían el Espíritu Santo. Los principales
signos fueron el viento impetuoso y el fuego, que da luz y calor: Luz que les
ilumina la mente para comprender mejor los mensajes de Jesús y fuego para
darles energías para seguir sin miedo la misión de Jesús de predicar el
Evangelio por todo el mundo. El viento precisamente significa el Espíritu y es
expresión de una nueva creación, recordando el soplo creador.
En
realidad ya habían recibido el Espíritu Santo el día de la Resurrección. Jesús ,
al presentarse resucitado, les da el mayor don que puede darles, que es el
Espíritu Santo. Ya les había prometido que les enviaría “otro Consolador, otro
Abogado”. San Juan nos cuenta en el evangelio de hoy que Jesús se presenta
gozoso y les da la paz y alegría, y les da el perdón y el poder de perdonar.
Pero todo eso no sería efectivo y duradero, si no les ayudase una fuerza
especial, que es la presencia del Espíritu Santo, como ya se lo había
prometido. Lo hace también con un gesto de viento: “Sopló y les dijo: Recibid
el Espíritu Santo”. ¿Cuándo recibieron de verdad el Espíritu Santo? Las dos
veces y otras muchas más. Porque el Espíritu viene a nosotros según la
preparación que tengamos: Viene en el bautismo, viene especialmente en la
confirmación y viene en otras ocasiones. Él es infinito. Lo que hace falta es
que nos preparemos a recibirle. El día de Pentecostés vino de una manera muy
especial sobre los apóstoles, no sólo porque así lo quiso Dios de forma
gratuita, sino porque ellos estaban mejor preparados pues habían estado
aquellos días en oración con la Santísima Virgen María.
Un
aspecto importante en esta fiesta es el comunitario: Los apóstoles reciben el
Espíritu Santo viviendo en comunidad. Y son enviados para formar la comunidad
de la Iglesia
universal. Por eso se nombran allí todos los principales pueblos o naciones
entonces conocidas. Y aparece una contraposición con lo que significó la “Torre
de Babel”, que era dispersión o confusión de lenguas. En Pentecostés se realiza
la unidad: todos comprenden lo mismo. Sería la unidad que quiere Jesús por
medio del AMOR.
Pentecostés
continúa en la Iglesia.
Cada vez que asistimos a misa se nos recuerda la intervención
del Espíritu Santo en la transformación del pan y del vino y en la unidad de la Iglesia. Para que
influya en nuestro ser hace falta que nos preparemos, que nos comuniquemos más
con Dios en la oración y que dejemos muchas ataduras materiales de modo que
nuestra vida tenga un sentido pleno y sea vivificante, de modo que se note que
el Espíritu Santo habita en nuestro ser.
En
el Credo decimos: “Creemos en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida”. Él
quiere enseñarnos a orar, a tener a Jesús por Señor, a penetrar en los
misterios de Dios, a gozar de la gracia, que es amor, paz, fidelidad, fuerza
para predicar y a testimoniar el Evangelio con nuestra vida. Por eso hoy
pidamos, como se dice en la Misa ,
que lave lo que está manchado, riegue lo que es árido, cure lo que está
enfermo, encienda lo que es tibio, enderece lo torcido. En una palabra: que
seamos dóciles a sus inspiraciones y que encienda los corazones de sus fieles.
Con la ayuda del Espíritu y nuestra cooperación, en la Iglesia siempre será una
realidad Pentecostés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario